viernes, 9 de marzo de 2012

ESCLAVITUD O/Y CULTURA CHINA?

No quiero la cultura del esfuerzo china


He vivido en un barrio en el que el 90% de las tiendas eran de chinos. Supongo que empezaron con los bazares y poco a poco se fue asentando la comunidad, bares, tiendas de ropa, de bisutería, algún restaurantes, y tiendas de zapatos. Hasta la casa de putas que tenía en el portal estaba regentada por chinos, desconozco la procedencia de las meretrices que fumaban en la puerta, pero por los rasgos… A lo que iba. Si esa es la cultura del esfuerzo que tenemos que aprender los españoles, y por extensión yo, perdón, pero no me apunto. Ni de lejos. Porque de la observación he sacado algunas conclusiones, y no todas buenas.
Que igual soy yo un paranoico, pero la tienda que tenía cerca de casa, de esas de de todo un poco, que por cierto estaba abierta de 8 de la mañana a 11 o 12 de la noche, no conoce de horarios de descanso, de jornada máxima de trabajo o descanso semanales, no me parece una excepción.
Siempre he procurado no comprar en los bazares chinos, no por racismo, ni por proteccionismo del empleado autóctono, simplemente porque las mismas reglas que quiero que se apliquen para mí, quiero que se apliquen para todos. Si es un logro social la jornada de ocho horas, no se puede sacar adelante un negocio a base de meter 14 o 15 horas, emplear a toda la familia, e incluso, haciendo trabajar a ratos al hijo. Y no creo que hable de nada que nadie haya visto.
No sé si es competencia desleal, pero se le parece. Si tu quieres tener una vida, no puedes competir contra su cultura del esfuerzo. Y entramos en el dilema de siempre, ¡ah!, si trabajan tanto es porque lo quieren, o porque si no podrían subsistir. El mismo razonamiento que se aplica a las industrias de la explotación situadas en China y todo el sureste asiático (de las que por cierto tanto nos beneficiamos), en las que las condiciones de trabajo son durísimas, con jornadas interminables y sueldos de auténtica miseria, pero que, sin esas jornadas dignas de un ser degradado a la condición de esclavo y esos sueldos irrisorios, morirían de hambre. Claro, en el fondo les hacemos un favor. ¿No? Que majos somos. Supongo que ellos también tendrán bien inculcada la cultura del esfuerzo.
Un razonamiento parecido al de si hay alguien dispuesto a trabajar por menos del salario mínimo, que trabaje, ¿cuál es el problema?. Después vendrá otro que por no estar en la miseria trabajará por la mitad que el anterior, y así nos pinta.
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